Nota del Grupo de Reflexión de RRII Brasil

Itamaraty ofrece a Almagro podio pro elecciones en Venezuela. En el mundo de la post-verdad, las palabras resonaron como si estuviera en la cuna de la democracia

Nota del Grupo de Reflexión de Relaciones Internacionales Brasil

Reunión Almagro-Aloysio Nunes: un pacto espurio para desestabilizar Venezuela

La visita del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, a Brasil, el lunes 10 de abril,  añade un capítulo tragicómico en su trayectoria personal y en la tristemente célebre historia de las intervenciones de la OEA para “garantizar la democracia” en la región. Después de Brasil pagar US $ 18 millones a la OEA y tratar así de asegurar la elección de Flavia Piovesan a un cargo en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Palacio de Itamaraty ofreció a Almagro una plataforma para exigir elecciones inmediatas en Venezuela con el objetivo de “democratizar” el país para que tenga nuevamente un “gobierno legítimo” electo por su pueblo …  En el mundo de la post-verdad, las palabras del secretario general de la OEA hicieron eco en la sala de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores – Itamaraty –  como si estuviera hablando en la cuna de la democracia griega . Para Temer- Aloysio Nunes fue un éxito de la diplomacia. Para América Latina, un pacto más en contra de la autonomía, la democracia y  la estabilidad en la región.

En nuestra opinión, el actual conflicto político de Venezuela está incerto  en un contexto más amplio de disputas, de una gran ofensiva conservadora y autoritaria contra los gobiernos progresistas de América del Sur, que lograron rescatar a decenas de millones de personas de la miseria  y de la exclusión. Esta ofensiva tiene como objetivo restablecer las fracasadas políticas neoliberales que,   en el pasado reciente, contribuyeron para el aumento de la desigualdad social, la precarización del  mercado laboral , que redujeron la participación de los salarios en el PIB y que comprometieron,  en diferentes niveles, la soberanía de los estados de la región.

Tal ofensiva utiliza sofisticados métodos de desestabilización política, que terminan en golpes de estado “blancos” con apariencia de legalidad y normalidad institucional. El caso de Brasil es un ejemplo bien acabado de esta nueva política de ingeniería. Esta ofensiva neoliberal también aspira a tener un impacto directo en los procesos de integración regional, en particular en el Mercosur. En este caso, el principal objetivo es poner fin a la unión aduanera del bloque, convirtiéndola en una mera zona de libre comercio, una especie   de “ Alcasur” bajo la influencia directa de los Estados Unidos. Por lo que , el bloque perdería su importancia estratégica, su carácter social – todavía incipiente-  y sus instituciones supranacionales, incluyendo el Parlamento , carecerían  de objeto y significado.

Como en el período reciente de Brasil, las políticas sociales en la República Bolivariana de Venezuela fueron eficaces en la reducción de las desigualdades, la lucha contra la pobreza, la erradicación del analfabetismo, la expansión de los servicios públicos para los más pobres y en  la defensa de la soberanía de Venezuela, así como  de  la integración regional. Al igual que en Brasil, la crisis provocada por la fuerte caída de los precios internacionales de las materias primas y del petróleo, sumado al proceso de desestabilización política de las élites, interrumpieron el  “ciclo de igualdades” produciendo, desde entonces,   un fuerte  profunidización de los problemas sociales y económicos. Los errores de los líderes para hacer frente a la presión económica y política en un país u otro no borran el mérito de estos logros y  no justifican la actitud de algunos gobiernos de la región, que están apostando, en el caso de la hermana nación, en el derrocamiento de su gobierno electo democráticamente.

Brasil , país que es actualmente gobernado por políticos inmersos en el mayor escándalo de corrupción en la historia del país,  como Michel Temer, José  Serra y  Aloysio Nunes, no tiene moral para liderar presiones diplomáticas destinadas al aislamiento  de Venezuela. La decisión de suspender a dicho país del Mercosur, con base en el  supuesto incumplimiento del Protocolo de Acceso, suena como un intento de derrocar al gobierno del presidente Maduro. En el contexto de la crítica situación económica y social   de Venezuela, una actuación internacional que atiza aún más el conflicto sólo puede dificultar la búsqueda de soluciones a la vida del pueblo venezolano.

En lugar de poner más leña en el fuego, es necesario s apoyar iniciativas para la urgente reanudación del diálogo, tales como el plan acordado en octubre el año 2016 entre el gobierno de Venezuela y representantes políticos de la oposición (organizados en la Mesa de la Unidad Democrática –  MUD), propiciada por los facilitadores internacionales como  los ex presidentes Rodriguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá), así como un representante del Papa Francisco y el Secretario General de la Unasur, el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper.  Entre los principales puntos acordados, se encuentran: Adoptar medidas concretas para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y ciudadanos.·         Encontrar fórmulas que aborden el problema del abastecimiento, impulsar medidas   contra la inflación y satisfacer las necesidades financieras del país;• Adoptar decisiones que garanticen el equilibrio y el respeto entre las autoridades públicas en el marco de sus facultades constitucionales;• Fortalecer la institucionalidad electoral y acordar un calendario electoral en el marco de la Constitución;• Acordar medidas para combatir la violencia y la inseguridad pública.

En este sentido, condenamos la decisión del Consejo Permanente de la OEA de utilizarlos instrumentos diplomáticos previstos en la Carta Interamericana Democrática para “recuperar la institucionalidad democrática en Venezuela”, así como la decisión de los ministros de Asuntos Exteriores del Mercosur de  iniciar los procedimientos previstos en el Protocolo de Ushuaia. Su uso en este momento tan delicado, va a exacerbar el conflicto interno en Venezuela, al provocar su aislamiento político-diplomático.

Hacemos un llamado a los gobiernos del bloque  para que eviten  actitudes drásticas que puedan perjudicar la soberanía de Venezuela y exacerbar los desacuerdos internos, obedeciendo al principio de no intervención.  Y expresamos nuestra convicción de que el pueblo venezolano sabrá encontrar, por sus propios medios, la solución del conflicto, que debe pasar necesariamente por el respeto de su soberanía, la afirmación y la renovación de la fuente última de poder en una democracia: su voto.

Publicado originalmente en el Blog del GRRI – Carta Capital

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